8.6.09

Taxista impertinente en estado de sobriedad

El lugar era un taller mecánico, un six de cervezas en mi mano y cuatro pesos en mi cartera eran mi única compañía cuando llegué. Decidí echarme las chelas en un lugar aparte escuchando música de mi celular porque me acordé demasiado tarde de la coopera de 30 varos, un parque me sirvió de refugio, en soledad, en silencio mi voz y la música sonando.

Cuando ya solo tenia dos chelas guardé una en mi bolsa y tomando de la otra regresé al taller mecánico donde se celebraba el tokín. Como normalmente ocurre mas de uno no tienen para pagar y esperan afuera, en la puerta dos chavos negociaban su entrada y los ahora nueve pesos que yo traía fueron suficientes para dejarnos entrar a los 3.

Adentro la música suena más fuerte, adentro la banda pinta cualquier lugar y lo convierte en templo de celebración, celebrando la vida, todos nos hemos visto en alguna otra parte, nos conocemos y estamos conectados o desconectados pero estamos ahí, cheleando, fumando, bailando, brincando, celebrando nada. El surf de los caguama electriza y prende a la banda, aqua vulva de lost acapulco suena y el ambiente se derrite y se prende a la vez, la mota pasa, el tiempo también, pasan las palabras, pasa le gente, viejos conocidos conocedores, pasa la chela compadrito…

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